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PARIR, NACER Y CUIDAR CON HUMANIDAD: REFLEXIONES INTERSECCIONALES
SOBRE LA SALUD SEXUAL DE LAS MUJERES RACIALIZADAS EN MÉXICO
PRECEDENTE 2024 VOL. 25 / JULIO-DICIEMBRE, 106-140. CALI – COLOMBIA
Así, el considerar las circunstancias de vida de las víctimas, tomando en
cuenta los factores de género, raza, clase o discapacidad, abre toda una ventana
de interpretación de los hechos. La mirada interseccional, además, deja en
evidencia que las medidas punitivistas hacia ciertas personas (por ejemplo, el
personal médico) no son suficientes cuando el verdadero problema está en las
estructuras de poder, en las estrategias políticas-económicas que implementa
el Estado a través del bio y necropoder. Asimismo, la mirada interdisciplinar,
como la que se procuró en este artículo de reflexión, ofrece acercamientos que
enriquecen el análisis de los problemas estructurales de una manera histórica,
política y situada. Esta mirada es fundamental al momento de reflexionar sobre
derechos humanos, pues, si bien la perspectiva jurídica es fundamental, cuando se
complementa con la interdisciplinariedad de las humanidades y ciencias sociales,
permite analizar los casos con mayor profundidad; cuando se buscan los orígenes
de las opresiones, resulta más sencillo comprender por qué hoy ciertas violencias
resultan tan normalizadas, impunes o incluso pasan desapercibidas. Realizando
un diálogo entre la historia, la filosofía y los datos estadísticos se ha procurado
demostrar que los fallos del sistema de salud en México no son responsabilidad
directa del personal médico ni de les pacientes, sino de toda una estructura, de
todo un mod o de concebir la vida, la muerte y los cuerpos. Se trata de un modelo
patriarcal, colonial y capitalista que valora las vidas de las mujeres por nuestra
capacidad reproductiva, y, a la vez, nuestros cuerpos no son cuidados ni respetados,
puesto que, a partir del nacimiento de la medicina moderna en el siglo XVII,
pasaron a ser concebidos y tratados como cuerpos-máquina, cuerpos-propiedad.
Con el fin de concluir este texto, solamente deseo añadir que, en la cuestión de
atención y cuidado de la salud sexual y reproductiva de las mujeres racializadas,
México aún tiene muchos pasos por delante, empezando por la visibilización
de un problema estructural e histórico con fundamentos racistas. Por más que
le duela al orgullo mestizo, la discriminación étnico-racial existe, y esta no se
manifiesta únicamente en aspectos de discriminación por color de piel, textura
del cabello, o usos y costumbres, sino que el racismo está enraizado en nuestro
sistema político, en el sistema de salud, y, como ya se ha demostrado en este
texto, el racismo cobra vidas. El racismo está presente en las estadísticas de
aquellas mujeres que no pudieron atender su cáncer a tiempo, que no pudieron
costear sus tratamientos o que ni siquiera tuvieron la oportunidad de acceder
a atención médica. El racismo está presente en las muertes maternas, en las
esterilizaciones forzadas y en los tratos crueles en las salas de parto.