El giro a la izquierda en América Latina y el nacimiento del nuevo bolivarianismo: las tradiciones de la Komintern y la actualidad1
Lazar Jeifets, Victor Jeifets
Abstract
The idea of a "Bolivarian revolution", promoted by the president of Venezuela Hugo Chávez, may seem new and innate within the current turn towards the left in several South American countries. However, this idea was already known and fostered in the first half of the XXth century, when several revolutionary political movements sought the support of Moscow in their attempt to seize power in Andean countries. This article examines the influence of the Third International on the plans of the revolutionary groups in the so-called Bolivarian countries, and notes the similarities and differences between this relationship and the one that Chavez currently has with some Venezuelan leftist movements.
¿Es el socialismo revolucionario de los países bolivarianos un fenómeno nuevo?
El análisis de las actuales tendencias políticas en América Latina, entre ellas el fenómeno de su "giro a la izquierda", es incompleto según nuestra opinión. A pesar de que se estudia la situación actual, las tendencias y perspectivas del desarrollo, las raíces históricas de este fenómeno, con frecuencia, se quedan fuera de la investigación. Este es el "pecado" de muchos politólogos, quienes examinan el "Socialismo del siglo XXI" partiendo de cero, o sea, sin tener en cuenta las tradiciones históricas ni la valiosa experiencia de la penetración de las ideas del socialismo en el siglo XX.
Se debe reconocer que el análisis de la revolución de Fidel Castro, sin tener en consideración la historia del Partido Comunista de Cuba entre los años 1920- 1950 (el "primer partido marxista-leninista cubano") y su influencia entre los intelectuales, obreros y campesinos, y sin comprender el papel de Julio Antonio Mella y de la revolución de agosto de 1933, etc., resulta simplemente un cuento fácil parecido a la conocida película Che dirigida por Steven Soderbergh. Quedan en la memoria los episodios del asalto al cuartel Moncada, el desembarco del Granma, los combates guerrilleros en las montañas de Sierra Maestra. Las figuras de Fidel Castro y Che Guevara dejan todo en un segundo plano. No obstante, sin opacar el importante papel de los insurgentes, debemos señalar que la comprensión del fenómeno de la revolución cubana es imposible sin investigar la influencia de las diferentes corrientes revolucionarias y de sus ideas en la sociedad de este país.
De igual manera esta afirmación es válida en el caso de Venezuela. Incluso los historiadores marxistas comienzan el análisis de la situación actual desde la "generación del 28" y no toman en consideración el movimiento revolucionario venezolano del periodo de la Komintern.2 Aunque en este caso no se trata de un grupo numeroso de activistas, se debe reconocer que su contribución en el proceso de revolucionar la conciencia social no puede ser ignorada. En los años 1920-30 había muy pocos políticos venezolanos que no participaron en el movimiento revolucionario de los comunistas o, por lo menos, que no los apoyaron. El mejor ejemplo de tal situación es el de Rómulo Betancourt, miembro del Partido Comunista de Costa Rica y del comité de organización del Partido Comunista de Venezuela y quien en los años sesenta, ya como presidente de este país, comenzó sus represalias contra sus viejos camaradas.
La ideología del "Socialismo del siglo XXI" y de la "Revolución Bolivariana"("Alternativa Bolivariana") proclamada por el presidente de Venezuela Hugo Chávez y, de una u otra manera, apoyada por los líderes de Cuba (Fidel Castro), de Bolivia (Evo Morales) y de Ecuador (Rafael Correa), se parece mucho a las ideas planteadas por la Tercera Internacional (Internacional Comunista) para el movimiento revolucionario latinoamericano, y expresadas tanto por los dirigentes de la organización comunista mundial como por sus activistas en el hemisferio occidental.
"Yo, Hugo Chávez, no soy marxista ni anti-marxista. No soy comunista ni anti-comunista".3 Así, el ideólogo y líder de la "Revolución Bolivariana" pretendía determinar su lugar en el espectro político. Obviamente, sería una simplificación arbitraria declarar que la ideología revolucionaria bolivariana se basa exclusivamente en las ideas de la Tercera Internacional planteadas en los años veinte del siglo anterior. Ya ha pasado más de medio siglo desde aquel entonces, e indiscutiblemente las condiciones sociales y políticas del mundo y de los países latinoamericanos han cambiado drásticamente. La izquierda latinoamericana también ha sido transformada y ha evolucionado. De igual manera, cabe anotar que incluso hace ochenta años los dirigentes comunistas consideraban viable la realización del programa de la revolución mundial sólo bajo la condición de la existencia del centro ideológico y organizativo, unido dentro del estado mayor de la Komintern y de la URSS, el cual le prestó a los comunistas extranjeros ayuda financiera, política y organizativa.
No obstante, la influencia de la Komintern en Chávez se ve a simple vista. Surge entonces la pregunta: ¿cómo este ex-oficial paracaidista, quien durante la mayor parte de su vida no estuvo relacionado con la política, asimiló las ideas revolucionarias de la Komintern? Por un lado, y con razón, podemos admitir que estas ideas simplemente estaban en el aire, a pesar de que la Tercera Internacional ya había desaparecido. Por otro lado, existe directa relación entre el pasado de la Komintern y la actual realidad política de Venezuela. Chávez nunca fue miembro del Partido Comunista ni fue cercano a él, pero su maestro fue Luis Miquilena.4 Este veterano del movimiento revolucionario de los años cuarenta fue el más cercano compañero de lucha de Eduardo Machado, uno de los miembros del grupo más activo de los comunistas venezolanos que estrechamente colaboraba con la Internacional Comunista y que, antes de la fundación del Partido Comunista en Venezuela, generaba las ideas consonantes con el programa de la "Revolución Bolivariana". El joven oficial también estuvo bajo la influencia ideológica de Douglas Bravo, el fundador de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Este comandante guerrillero, excluido en 1966 del Partido Comunista, reunió las ideas más radicales de los comunistas de los años veinte y la herencia ideológica de Simón Bolívar en la ideología del Partido de la Revolución Venezolana (PRV), creado por él.5
Una de las ideas fundamentales del "Socialismo del siglo XXI" de Hugo Chávez es "el deseo de sembrar el grano de revolución en todo el mundo [...] hacer eso con calma pero con firmeza internacionalista". Según el líder venezolano es necesario propagar las ideas revolucionarias en el hemisferio occidental, Europa, África e incluso en Rusia. "Desde Canadá hasta Argentina, en los países del Caribe debemos difundir nuestras ideas [...] Debemos llegar al corazón de África – nuestra madre, nuestro partido debe pasar por toda Europa, comenzando con la costa portuguesa y hasta las infinitas estepas de Rusia amistosa y fraternal", exhortó Chávez a los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela. Según el presidente de Venezuela, para la propagación de la ideología revolucionaria en el mundo es necesario crear "una extensa red de los amistosos movimientos internacionales que se opongan a la hegemonía imperial de los EUA".6 "Un fantasma recorre América Latina, el fantasma del socialismo que regresó", señala Chávez, parafraseando el Manifiesto del Partido Comunista y haciendo justicia a los "grandes pensadores" Karl Marx y Friedrich Engels.
El nacimiento del bolivarianismo kominternista
En los documentos de la Komintern el término "países bolivarianos" apareció por primera vez en los años veinte. En la discusión del programa del VI Congreso Mundial de la Internacional Comunista (1928), Jules Humbert-Droz, miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) y dirigente del Secretariado Regional para América Latina, afirmaba que para solucionar los problemas de América Latina era necesario considerar a los países de este continente como semi-colonias y verlos bajo la táctica usada por la Komintern en los países coloniales y semi-coloniales. Así, el comunista suizo criticaba a algunos de sus colegas latinoamericanos pues: "la formal independencia política de sus países les hace olvidar sobre su absoluta dependencia económica del imperialismo extranjero".7 Justificaba su tesis en el hecho de que la independencia política de los países de América Latina, conquistada en el siglo XIX mucho antes de la llegada del periodo imperialista, no les permitió un desarrollo capitalista independiente. Por eso mismo, muy pronto el continente se convirtió en objeto de explotación: primero por parte del imperialismo británico y después del norteamericano. Lo que convirtió a América Latina en un foco de fuerte lucha cuya balanza cada vez se inclinaba más al lado de los E.U.A. La conclusión estratégica más importante de Humbert-Droz fue el reconocimiento de la lucha del pueblo de América Latina contra el imperialismo, como uno de los factores más importantes de la batalla del proletariado internacional contra los imperialismos británico y norteamericano, que llevan a cabo su dominio en forma indirecta con ayuda de la clase señorial de terratenientes, utilizando para este fin a los líderes revolucionarios pequeño-burgueses corrompiéndolos con todos los medios posibles.
Algunos comunistas latinoamericanos desde el principio no aprobaron esta concepción presentada por los dirigentes de la Komintern. Así, Ricardo Paredes, el líder del Partido Socialista Ecuatoriano, pensaba que en el continente latinoamericano había entre tres y cuatro grupos de países con desarrollo económico semejante, con relaciones políticas parecidas y con desarrollo histórico similar. Al primer grupo, según él, corresponden Argentina, Uruguay, Chile y Brasil, países con una economía del mismo tipo, con industria y agricultura más desarrolladas en comparación con los otros países y donde, no obstante la consolidación diaria de las posiciones del imperialismo yankee, predomina el capital británico -con la existencia en estos países, más que todo en Argentina y Uruguay, de una democracia burguesa. El segundo grupo incluye a las islas de las Antillas, Cuba, Puerto-Rico, etc. Estos podrían denominarse países coloniales, donde los estadounidenses estaban creando una economía de monocultivos, de producción de minerales, etc. Según la tipología de Paredes, se incluía en el tercer grupo a los países de América Central y México, "con múltiples similitudes, pero también con muchas diferencias". Como un grupo aparte, él consideraba a los países "bolivarianos" (Venezuela, Colombia, etc.), con muchos rasgos parecidos: grandes secuelas del feudalismo, industria "que se encuentra en una etapa inicial" (cursiva de los autores), observando como característica más importante de este grupo de países la presencia de petróleo.8
Paredes prestó atención a las diferencias entre países latinoamericanos en relación con la cuestión nacional, señalando que los indígenas -en aquellos países donde forman la mayor parte de población- son un factor importante del movimiento revolucionario debido a las similares condiciones económicas de servidumbre, y a lo que él llamó, la "degradación de la raza indígena: su ubicación en el nivel social más bajo". Como ejemplo, el comunista ecuatoriano citó el triunfo de la revolución liberal ecuatoriana de Eloy Alfaro, que estableció condiciones iguales para representantes de diferentes razas. También destacó la participación masiva de los indígenas en el movimiento de Emiliano Zapata.9
En el curso de la discusión que se desarrolló en la revista Internacional Comunista, el comunista soviético Sergei Gusev (Travin) presentó una opinión absolutamente paradójica sobre el carácter de la revolución en América Latina. Él distinguió los siguientes rasgos característicos de las republicas latinoamericanas: la debilidad de la burguesía y la ausencia de su espíritu revolucionario; el proletariado industrial joven, poco numeroso y poco consciente, todavía no se había convertido en clase revolucionaria y estaba, en su mayor parte, bajo la influencia de los anarcosindicalistas y reformistas; la presencia del bloque imperialista que explotaba a las masas trabajadoras de América Latina. Gusev concluyó que existía una objetiva aspiración hacia la creación de una alianza anti-imperialista, anti-terrateniente y revolucionaria del proletariado urbano y las masas proletarias agrarias, por un lado, y el campesinado, por el otro. Además, según Gusev, la fragilidad de la burguesía nacional facilitaba la formación del bloque trabajador-campesino en los países de América Latina, aunque él estaba consciente del retraso del proletariado urbano, en particular del industrial. Él consideraba "la rápida llegada" del imperialismo estadounidense como catalizador del proceso de formación de la alianza de los trabajadores y campesinos, "pues para las masas trabajadoras de América Latina, el imperialismo norteamericano era mucho más agresivo que el británico, se presenta no solamente como opresor y enemigo común a todas las naciones, sino como enemigo de clases de los trabajadores y campesinos".10
Entre las condiciones del triunfo del movimiento revolucionario de liberación nacional en los países latinoamericanos, Gusev destacó acciones conjuntas y simultáneas en diferentes repúblicas bajo la consigna de "la unión anti-imperialista de las republicas de trabajadores y campesinos de América Latina" y la combinación de manifestaciones revolucionarias con el movimiento revolucionario del proletariado de uno o de varios países imperialistas explotadores de América Latina. En virtud de esto llega a la conclusión de que es imposible liberar a los países del continente del yugo imperialista por la vía de las revoluciones democrático-burguesas: "solamente la revolución socialista puede liberar a América Latina y dar la tierra a los campesinos".11
De esta manera, Gusev pensaba la futura revolución latinoamericana como una "espontánea revolución de masas de tipo socialista". En una perspectiva larga, como principales objetivos de los partidos comunistas de América Latina propuso considerar los siguientes: a) Formación del bloque anti-imperialista de los trabajadores y campesinos. b) Propaganda de la consigna de la "unión anti-imperialista de las repúblicas de los trabajadores y campesinos de América Latina". c) Aclaración de la relación entre los movimientos revolucionarios latinoamericanos y la revolución socialista mundial.12
Esta manera "caballerosa" de determinar la estrategia y táctica de los partidos comunistas basada en la percepción utópica de las realidades socio-políticas latinoamericanas presentaba muy bien la existente tendencia de militarización del pensamiento político y de difusión del estilo autoritario-militar de la dirección en la Komintern. El conocido latinoamericanista ruso Sergei Semenov consideraba esas "inclinaciones" como base de deformación del movimiento comunista internacional, relacionando esto con el trabajo en el aparato del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) de gran cantidad de ex-militares, lo que objetivamente influyó en la psicología del pensamiento y de su dirección. Mientras tanto, Humbert-Droz advertía sobre la posibilidad de usurpación de la hegemonía por los militares en la revolución latinoamericana: "Cuando el movimiento revolucionario nos lleva a usurpación del poder, este último se tiene no en las manos de tres clases, sino de la pequeña burguesía y oficiales – los generales, que defienden los intereses de la pequeña burguesía y expresan su ideología [...]. Cuando el movimiento triunfa, ellos mismos obtienen el poder. Las masas que se acercan al movimiento, no crean sus órganos del poder".13 ¿No es este el fenómeno de Chávez, profetizado por el suizo que realizaba la dirección del movimiento comunista latinoamericano desde Moscú?
En los años veinte, en el movimiento de izquierda de América Latina, se consideraba la idea de la formación del Partido Comunista Unido de los "países bolivarianos" (Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia). La tarea de formar la federación continental de los partidos comunistas fue propuesta aun en el año 1919 durante el viaje a México del emisario del CEIC, Mijail Borodin. En realidad desde el comienzo se trataba de una mini-Komintern latinoamericana en la etapa de creación de la federación continental. Por no tener la posibilidad de crear grandes y fuertes partidos en Guatemala, El Salvador y Honduras, los pequeños grupos partidarios de la Tercera Internacional formaron el Partido Comunista de América Central. La organización del Partido Comunista de los "países bolivarianos" se puso en el orden del día durante la realización del plan de reorganización del Partido Socialista Revolucionario de Colombia y de la constitución de la sección de la Tercera Internacional de Venezuela. Durante varios años se pretendió convertir esta estructura en un movimiento político independiente y, después del triunfo planeado de la revolución comunista, en un nuevo participante de las relaciones internacionales. En este periodo, el regionalismo y el deseo de salir del marco de los países aislados son bastante obvios en la actividad política de las secciones latinoamericanas de la Komintern.
El continentalismo revolucionario del APRA
El modo "continental" de pensar no fue el producto del pensamiento de los miembros del Comité Ejecutivo. De igual modo pensaba el futuro fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), Víctor Raúl Haya de la Torre, en el periodo de sus amores platónicos con el Partido Comunista Mundial. Después de su visita a Moscú en 1924 el líder estudiantil peruano, quien por esa época era miembro del Partido Comunista de México, pidió un consejo formal de parte de la Komintern. En su carta enviada a Moscú declaró que se trataba de formar un partido grande de obreros y campesinos del Perú para convertirlo luego en una estructura "internacional para toda Latinoamérica y así inspirar el revolucionarismo de las masas para la revolución con el objeto de la unidad de los pueblos del continente contra el imperialismo yanqui. El programa máximo y mínimo del Partido será el de los P.[artidos] comunistas pero no usará la palabra para evitar echarse encima la ofensiva mundial contra el comunismo que no podría soportarse en América por el grado de debilidad de las fuerzas obreras".14
Haya de la Torre no dudaba para nada que el futuro partido sería un partido de masas y durante dos meses tomaría el poder en el Perú para desplegar posteriormente la agitación por toda América "sobre la base de los indígenas, campesinos y los obreros para realizar la Federación Latinoamericana sobre la base de supresión de la explotación capitalista, nacionalización de la industria y modernización del sistema social del comunismo incaico para la producción agrícola".15 El fundador del nuevo partido – considerado por él mismo mucho más avanzado que el partido nacionalista indio o los partidos similares de otras colonias británicas y francesas – solicitó a la Komintern prestarle un apoyo moral y de agitación, y, "por si era posible", una ayuda financiera (sin precisar en qué forma la quería).
Tras presentar el programa del partido al juicio de Edgar Woog (Stirner) – el especialista más prominente de la Tercera Internacional en asuntos latinoamericanos – Haya de la Torre incorporó en el documento unas cláusulas sobre la nacionalización de la industria, la distribución de los terrenos sobre la base de tradiciones incaicas, la formación del gobierno obrero y campesino, la eliminación de la explotación humana, la cooperación a la rusa, la sustitución de los parlamentos por los soviets o las comunas, la nacionalización de la propiedad de la Iglesia Católica y su uso posterior para la causa de la eliminación del analfabetismo y el desarrollo de cultura. En torno a la política exterior, el programa declaraba la unidad de los pueblos de América – desde entonces el reto era federalizar y luego centralizar el estado común – y el antiimperialismo abierto y decidido. Haya de la Torre iba a construir su partido sobre la base de principios de organización de cualquier PC, pero creando al mismo tiempo "nuevos elementos" y "adaptándolos en lo necesario" a las realidades nacionales. El objeto para crear el partido era una toma inmediata del poder. Sin embargo, para evitar el pánico o la reacción violenta el APRA iba a omitir "alarmismos o palabras extranjeras" y ser "absolutamente nacional" en su literatura.16
El partido de Haya de la Torre iba a abolir el ejército después de tomar el poder e iba a formar uno nuevo con la participación de los consejeros militares soviéticos. También solicitó a la URSS enviar al Perú una misión para la educación política de niños y campesinos y de crear en el altiplano las colonias agrícolas rusas. Después de la consolidación del poder y de acabar con el peligro de contrarrevolución y una intervención imperialista, prometía Haya de la Torre que el gobierno peruano evolucionaría "hacia un comunismo más radical". Los planes apristas seguían siendo continentales, sin embargo, la actividad de Haya de la Torre se centró en el Perú porque, según él, en Argentina, Chile y México "hay mucha fuerza reaccionaria y mucha división obrera".17
Entre aventuras y organización: el nacimiento del comunismo en Ecuador
Ricardo Paredes y sus compañeros vieron en el Partido Socialista Ecuatoriano una fuerza capaz, con la ayuda efectiva por parte de la Tercera Internacional, de convertirse en una organización fuerte y dinámica, con base en la promoción del comunismo en los países vecinos, especialmente en Perú y Bolivia, y se fijaron los ambiciosos objetivos de reunir a todos los comunistas de la región alrededor de su organización.18 Se consideró como base el "pacto revolucionario" con el Partido Revolucionario Venezolano y el Partido Socialista Revolucionario de Colombia, estipulando de esta manera las acciones simultáneas de tres aliados. El objetivo de tal movimiento debería ser la creación de la Gran Colombia Socialista (Colombia, Venezuela, Ecuador), como la célula importante, en formación primero, de la Federación de los Pueblos Latinoamericanos, y después, de la Federación Soviética Mundial. Los líderes del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE) partieron de la existencia en estos países de una incuestionable situación revolucionaria capaz de convertirse en revolución socialista.
Evaluando con suficiente autocrítica el estado organizativo de los tres partidos, pues su insuficiencia para realizar tal proyecto era obvia, los comunistas ecuatorianos consideraron que se necesitaba su unificación por etapas a medida que se mejorara la organización y se fortaleciera su influencia en las masas: primero, la creación de la dirección común de los partidos de Colombia y Ecuador con los que debería trabajar el delegado del Partido Revolucionario de Venezolano (PRV), y, segundo, la organización de un solo centro directivo de los tres partidos. Los líderes del PSE estuvieron dispuestos a cargar con toda la iniciativa revolucionaria: "en caso de que estallara algún movimiento contrarrevolucionario de la burguesía liberal o conservadora o se presentaran otras circunstancias favorables".19
Durante el debate sobre el inesperado plan de Raúl Mahecha20 los líderes de los comunistas ecuatorianos se convencieron todavía más de la regularidad de tal orientación. El líder sindical colombiano, según sus palabras, recibió una propuesta de los representantes de la compañía del grupo Rockefeller, de poner a disposición del Partido Socialista Revolucionario de Colombia (PSRC) "para realizar la revolución social, primero en Colombia, después en Ecuador y luego en Venezuela", 5 millones de dólares, 20 mil fusiles, 10 millones de proyectiles, 200 cañones con pertrechos, 500 ametralladoras, un buque de guerra de 5 toneladas y 1.800 millones de dólares para Colombia con condición que de esta última le otorgue a la "Standard Oil" la concesión petrolera. La gente del círculo de Rockefeller habló sobre su disposición de hacer un desembolso "para el estado proletario" en otros países, "según la riqueza del subsuelo en esta materia". Parece que los representantes del empresario petrolero estadounidense afirmaron que a ellos no les interesaban los tipos de gobierno que están en el poder en estos países, también manifestaron su igual disposición de ponerse de acuerdo con conservadores, liberales, demócratas, anarquistas, socialistas, comunistas, pues afirmaron "que lo que conseguirán es el petróleo de estas nacionalidades [...], que no intervendrán de ninguna forma en materia política ni en cuestiones económicas y de comercio, fuera de sus concesiones". Para entregar todo esto a ellos les eran suficientes las firmas de Alberto Castrillon21 y Mahecha "en un documento secreto que harán inmediatamente y que sería aceptado por los camaradas". La propuesta se extendía al Partido Socialista Ecuatoriano y al Partido Revolucionario Venezolano. En caso de rechazo por parte de los comunistas, ellos se decidieron ofrecer este plan al presidente colombiano Olaya Herrera y organizar la invasión a Ecuador para "imponer su política petrolera y conseguir el oro negro que empieza a carecer en Estados Unidos y que Inglaterra le va quitando sus posiciones en Colombia y en otros países".22
Semejante propuesta le parecía un "cuento cómico" a Enrique Terán, quien ejercía las funciones de secretario general del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE). Sin embargo, la situación puso a los líderes del PSE y a Mahecha ante una elección seria. Ellos no se atrevieron, por su cuenta y riesgo, sin consultar con la dirección de la Komintern, a "mandar al diablo" a todos esos tipos y, "en vía de reflexión o de ejercicio intelectual", pensaron los alcances que esto tenía.23 Desde su punto de vista, la aceptación de este plan podía contribuir a favorecer una rápida realización de la revolución social con mayor probabilidad de su triunfo. En caso contrario, la revolución podría estar asociada "con la dificultad que representaba la lucha contra las concesiones imperialistas, como se dio en Rusia, mientras la revolución social no triunfara en otros países, capaces conjuntamente de aplastar el imperialismo". La ventaja consistía en la posibilidad de entrega por "esos bandidos" de armamento ...
De esta manera, en la unión táctica con el oligarca petrolero Rockefeller, quien personificaba la opresión imperialista estadounidense, los líderes del PSE y Mahecha vieron la posibilidad real del triunfo de la revolución social continental. Con todo esto, ellos tenían plena conciencia que semejante táctica – "el pacto vergonzoso para nuestros ideales y para nuestra organización internacional" – significaría la traición respecto a "nuestros ideales y nuestra organización internacional", la destrucción de uno de los principios esenciales de la plataforma de acción de los comunistas -la lucha anti-imperialista. Por un lado, existía el peligro de desacreditar al movimiento comunista. Por el otro, ellos temían rechazar tal camino, pues otras fuerzas aceptarían esta ayuda, y entonces "la revolución que rechazábamos [...] se volviera feroz contra nuestros partidos. Los petróleros con el proletariado o con cualquier aventurero burgués o fraile, esta es la disyuntiva", escribieron E. Terán y R. Mahecha al Secretariado Suramericano de la Komintern.25
La paradoja, desde el punto de vista de los líderes comunistas ecuatorianos, consistía en que mientras la Komintern no estaba lista para ayudar verdaderamente a los movimientos revolucionarios con perspectiva, su potencial podría ser realizado con la ayuda material de su enemigo. La situación exigía una solución inmediata: "es preciso que se nos atienda ya, que luego, cuando la Internacional nos atienda, será quizá muy tarde". Los líderes del PSE solicitaron a la Komintern y su órgano regional (el Secretariado Latinoamericano) el derecho de tomar las decisiones "inmediatas y definitivas" y su responsabilidad por ellas. Esperaban que ellos analizaran exáctamente "los gravísimos momentos que atravesamos, la proximidad de movimiento armado en nuestros países, la inminencia de una revolución de carácter agrario, especialmente en el Ecuador, el significado inmenso que puede tener una revolución en un grupo de países que minaría el poder imperialista".26 "Nosotros estamos resueltos a luchar hasta el fin, no nos arredra nada, ni nuestra inmensa pobreza, nosotros nos mantendremos leales a la Internacional Comunista; lucharemos vigorosamente, en esta situación dificilísima en que estamos colocados. Tenemos la evidencia de que después de pocos meses tendremos graves situaciones que tendremos que afrontar con valor", escribió R. Paredes al Comité Ejecutivo de la Komintern, reprochando a los jefes ideológicos moscovitas la falta de atención a la región que está muy próxima a la explosión revolucionaria.27
Moscú contra la revolución continental: los primeros tropiezos del comunismo venezolano
Los venezolanos Salvador de la Plaza y los hermanos Gustavo y Eduardo Machado -emigrantes y enemigos de la dictadura de Juan Vicente Gómez, que se consideraban asimismo como comunistas y que participaron activamente en el movimiento latinoamericano anti–imperialista- fundaron el Grupo Continental Revolucionario (GCR) e hicieron todo lo posible para actuar basándose en las tareas de la "revolución continental".28 El GCR fijó la tarea de aprovechar para el triunfo del comunismo en América la situación favorable "que ha de presentarse en Venezuela tan pronto triunfe la revuelta armada que se está organizando en estos momentos", y se esforzó en "interesar en tal propósito a todos los elementos avanzados que comprendan que la Revolución Social, para su triunfo en América necesita que el proletariado conquiste el poder en uno de los países de este Continente; para que de esta manera se pueda contar con los elementos de agitación y refugio que hagan posible la lucha en los otros".29 Con esto Venezuela se consideraba como la base potencial del despliegue de la revolución a escala continental y del establecimiento de dictadura del proletariado.
Para lograr esos objetivos fueron elaborados dos programas: uno de operaciones secretas y otro de acciones exteriores. Los líderes del GCR tomaron en consideración "solo la táctica que imponen las circunstancias, ya que el programa ideológico es el del Partido Comunista" y por eso creyeron que era necesario "mantener en secreto el fin que se persigue hasta tanto haya triunfado la revuelta, para lograr por un lado, la participación del grupo en la misma, por ende la participación de las masas, y por otro lado, no dar pretexto al capital internacional a obstaculizar el movimiento". El grupo suponía formar y encabezar "un frente único con todas las organizaciones, no importando sus tendencias sociales, para la campaña de derrocamiento del actual tirano y en pro de la revuelta armada que se prepara con vías de hecho para el reconocimiento de la beligerancia".30
Gustavo Machado – el "comisario general de la revolución" – inmediatamente se dirigió a Moscú para "establecer y mantener las amplias relaciones-hermanas entre el gobierno de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del que sería creado en Venezuela después del triunfo de la Revolución".31 En el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (ECCI) él pensaba someter a discusión la cuestión sobre la ayuda por parte de la Komintern en la realización de la insurrección armada contra la dictadura. Los partidarios venezolanos de la revolución continental solamente querían de la Internacional y de la Unión Soviética dinero y un barco de expedición32 para llevar armas ofrecidas por el gobierno mexicano, y después del triunfo de la revolución esperaban el envío de consejeros y especialistas para la realización de las reformas socialistas. Esa idea fue completa y favorablemente aceptada por el representante plenipotenciario soviético en México y representante de la Komintern, Stanislav Pestkovsky. La lógica de su pensamiento fue sencilla: el régimen de Juan Vicente Gómez era tiránico y era apoyado por los E.U.A; la existencia fuera de Venezuela de la activa y enérgica oposición ha servido de base para el desarrollo del levantamiento anti-Gómez y anti-imperialista, y no se podía desperdiciar esa posibilidad. Sin embargo, esa era solamente la opinión de Pestkovsky.33 En Moscú pensaron de otra manera. La Komintern y el Comisariado del Pueblo para los Asuntos Exteriores (NKID) negaron la ayuda a los revolucionarios venezolanos, rechazando la "vía de Garibaldi" de derrocamiento de Gómez y considerando como una aventura el apoyo al "pronunciamiento" en vista de la ausencia de base social dentro del país. Ellos recomendaron crear el partido comunista antes de organizar la intervención armada anti-dictatorial.34
Sobre los verdaderos motivos de la negativa solamente se puede suponer, pues en los documentos que están a nuestro alcance no se explican en detalle. Conceptualmente las ideas del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), del Partido Socialista de Ecuador y del Grupo Continental Revolucionario reprodujeron, incluso más bien anticiparon, el programa de S. Gusev y plenamente se insertaron en la ideología general de la revolución mundial.35 La Komintern gustosamente se dedicaba a la organización de las intervenciones armadas en Alemania, los Balcanes, y en otras partes, sin detenerse ante la necesidad de enormes gastos. Sin embargo, en América Latina la Tercera Internacional Comunista no accedió a los ambiciosos planes de los partidarios de la "revolución continental" sin explicar los motivos de tal decisión. ¿Por qué los funcionarios de la revolución mundial no apoyaron los levantamientos revolucionarios en América Latina? ¿No consideraron la alta la probabilidad de su éxito? No obstante, la historia nos dice que las acciones armadas contra las odiosas dictaduras podían alcanzar sus resultados. En pocos años solamente el APRA pudo triunfar en las elecciones en Perú mostrando el atractivo de su programa para las masas. En 1933 una huelga general organizada por los comunistas cubanos llevo a la caída del régimen de Gerardo Machado. El Partido Comunista de Salvador, dirigido por Agustín Farabundo Martí, en breve plazo llegó a ser poderosa fuerza en el país y por eso mismo, dando cuenta sobre sus posibilidades, en el año 1932 el general Martínez asestó el golpe preventivo a la izquierda.
La probabilidad de éxito de la revuelta en Venezuela era bastante grande, pues en oposición a la tiranía estaban amplios sectores sociales listos para participar en la coalición anti-dictatorial y la actividad anti-imperialista. Sin embargo, la proclamación de su énfasis en el Partido Comunista y el programa de la revolución socialista, contribuyó a la reducción del campo de actividad de la oposición radical izquierdista contra Gómez. De lo que tenían miedo en el cuartel general de la Komintern era de la pérdida de hegemonía del partido del proletariado en la revolución, el derrumbe de las ideas de la revolución socialista en toda la ideología democrática del movimiento anti-dictatorial, la degeneración de sus partidarios en el caso de su entrada en el gobierno de una amplia coalición. Esos temores no eran absolutamente infundados, pues en América Latina el grado de fidelidad a la Komintern de los adeptos a la revolución mundial era bastante condicional. El comunismo era más un sueño que una ideología, lo mismo que hoy para Chávez. El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) no pudo contar con la conservación de lealtad a Moscú después del triunfo de la revolución. Por eso mismo sus miembros no consideraron posible derrocar a los regímenes tiránicos por fuerzas que no estaban bajo control de la Komintern, proponiendo la revolución socialista para un futuro lejano. En otras palabras, "más vale pájaro en mano que cien volando".
La formación del Partido Socialista Unido en la Venezuela actual
Es evidente que el actual presidente de Venezuela considera a su país como la base y el centro de avance y de consolidación de las ideas del "Socialismo del siglo XXI", no solamente en América Latina sino en todo el mundo. La organización internacional "Alternativa Bolivariana para las Américas" (ALBA), creada en 2004 por iniciativa de Hugo Chávez y Fidel Castro, funda su actividad no tanto en el principio de libre comercio entre los países participantes, sino en las ideas de la mutua asistencia social, política y económica entre los países latinoamericanos,36 considerando su revolución como parte de la lucha global contra el imperialismo estadounidense.37
El líder venezolano y sus aliados discuten sobre la creación de la Confederación de los países latinoamericanos, una asociación política que se opone al Estado "terrorista" norteamericano.39 Se considera al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que actualmente, según noticias de prensa, cuenta con más de 5 millones personas, como una palanca política para formar la red de los movimientos internacionales.40
La vida política de América Latina está llena de paradojas sorprendentes. En Cuba el proceso de formación del único partido dirigente se realizaba ante todo "desde abajo". El Partido Socialista Popular (PSP), que reconoció el liderazgo de Fidel Castro en el proceso revolucionario, estuvo dispuesto aceptar las diferentes formas de cooperación, desde la elección del líder del Movimiento 26 de Julio como su Secretario General hasta la creación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), al igual que la base del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. Aunque en un principio había obstáculos,41 las tres principales fuerzas políticas que derrocaron a la dictadura de Batista lograron crear un eficaz mecanismo partidista que más tarde lideró al proceso revolucionario.
Por el contrario, en Venezuela la formación del partido dirigente (Partido Socialista Unido) se hace "desde arriba", por el "comandante Chávez". Las fuerzas izquierdistas que no querían disolverse en el PSU, pues no deseaban renunciar a su historia ni perder su individualidad, fueron tachados de traidores por el líder de la revolución bolivariana. En octubre de 2008, Hugo Chávez rompió las relaciones con los "cismáticos" y "contrarrevolucionarios" de Patria Para Todos (PPT) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV), que no estuvieron de acuerdo en dispersarse en el PSU y presentaron sus propios candidatos en las elecciones. Ante tal situación expresó: "No sean mentirosos, PCV y PPT, ustedes tienen sus propios planes contrarrevolucionarios. Están jugando a la división del movimiento popular y yo los acuso de contrarrevolucionarios, y hay que barrerlos del mapa político venezolano por desleales, mentirosos y manipuladores".42
Ya después del triunfo del referéndum sobre los cambios constitucionales presentados por Chávez, los comunistas, que también llamaron a votar por ellos, fueron obligados acercarse todavía más al Partido Socialista Unido de Venezuela, pues no querían estar fuera de la vida política del país.43 El 16 de febrero de 2009, el Partido Comunista de Venezuela propuso conservar la estructura del así llamado Comando Simón Bolívar para usarlo como club de disputas para sectores sociales pro-chavistas. Lo mismo manifestaron los representantes de Patria Para Todos (PPT): "No se puede estar echando mano de los aliados cada vez que haya una coyuntura grave. Es necesario una alianza estratégica". El comunista Yul Jabour tenía razón cuando señaló que el éxito de Chávez en el referéndum fue prácticamente garantizado, porque en realidad los partidos "reñidos" trabajaron en conjunto sobre las cuestiones más importantes de la campaña. Por otra parte, es importante para el PSU de Venezuela no apresurarse a dar respuesta positiva a sus compañeros de ayer, hoy considerados como semi-disidentes.
La Historia, decía Karl Marx, se repite: una vez como tragedia, la segunda vez como farsa. En la historia de Venezuela en el momento de fundación del PCV ya ocurrió un caso parecido. Una lluvia de acusaciones cayó sobre los comunistas, los líderes del Partido Revolucionario Venezolano Salvador de la Plaza y Gustavo Machado, los hombres que fundaron el partido y establecieron relaciones con la Komintern, que lideraron el movimiento anti-imperialista latinoamericano y personificaron la revolución venezolana de cara al movimiento izquierdista mundial. Se les acusó de "caudillismo" y se les pidió disolver el PRV y ocuparse de algo "concreto en regiones cercanas del país". G. Machado escribió con amargura: "Que desaparezcamos nosotros de la "circulación", que no se nos nombre más. Somos nueve compañeros, inscritos regularmente en distintos partidos, de nacionalidad venezolana. A nosotros se nos ataca porque parece que no nos contentamos con ser líderes sino que ¡aspiramos a ser caudillos! Esto pasa la medida de lo ridículo y yo no estoy dispuesto a dejar que Ricardo Martínez44 siga mortificándose con mi futura presidencia de la república. Esto no es revolucionario, ni es serio. ¿Líderes? ¿Caudillos?".45 Como disciplinados miembros de la Komintern, los líderes del PRV cumplieron la orden de sus instancias superiores; el Partido Comunista de Venezuela fue fundado por otra gente. Sin embargo, en la mitad de los años treinta, cuando la dictadura cayó, ellos regresaron al país y durante toda su vida jugaron un papel importante en actividades del partido.
El actual Partido Comunista de Venezuela no pudo resistir la presión de Hugo Chávez, pero para no desaparecer de la vida política y por no encontrar su lugar dentro de la oposición, aceptó el compromiso.46 Mientras tanto, está claro que semejante compromiso resulta unilateral. El presidente venezolano piensa construir el "Socialismo del siglo XXI" tomando como ideología, en gran medida, la nacida en la Komintern, pero sin el Partido Comunista de Venezuela fundado con la participación de la Tercera Internacional como fuerza política independiente. Esto bien apunta a tradiciones del Partido Comunista Mundial que no permite las diferencias dentro sus filas. Dicen que la Historia no enseña nada a nadie. ¿Tal vez, sólo a aquellos que no quieren aprender sus lecciones?
NOTAS AL PIE DE PÁGINA
1. Traducción del artículo original en ruso por Irina Vaskes, profesora asistente del Departamento de Artes Visuales y Estética de la Universidad del Valle.
2. Abreviatura en ruso de la Internacional Comunista, también conocida como la Tercera Internacional. (Nota del editor)
3. Blanco Muñoz, A., Habla el comandante, Caracas, 1998, p. 392. Citado en: Marcano K., Barrera Tyshka A., Chávez H. Historia de un personaje, Ed. Ánfora, S. Petersburgo, 2009, p. 59.
4. Dabagian, E. C., Venezuela: crisis del poder y fenómeno de Hugo Chávez (génesis, evolución, perspectivas). Moscú, 2000, p. 62.
5. Según la opinión del compañero de Chávez, Francisco Arias, "las principales orientaciones aceptadas por nosotros, las tomamos del Partido de la Revolución Venezolana. Eso es indiscutible". Véase: Marcano K., Barrera Tyshka K., Op. Cit. pp. 97-101.
6. Nikolaev, Yuri, "Chavez llamó sembrar un grano de la revolución en todo el mundo", México, 1 de junio de 2008. RIA "Novosti". Véase: http://www.rian.ru/world/20080601/108982787.html (en ruso).
7. Humbert-Droz. "Algunos problemas del movimiento revolucionario de América Latina", en: Internacional Comunista, 1928, No. 27-28, p. 104. Ya en el VI Congreso, Humbert-Droz recordaba sobre las dificultades que surgieron con el representante del PC de Cuba (evidentemente se trata de Julio Antonio Mella), quien cuestionaba el carácter semi-colonial de su país, mientras que los miembros del CEIC insistían en que Cuba era una de las más típicas semi-colonias del imperialismo norteamericano. Informe taquigráfico del VI Congreso de la Komintern. Numero 6. "El movimiento revolucionario en los países coloniales y semi-coloniales". Moscú-Leningrado, 1929, p. 108.
8. En ese entonces, Venezuela ocupaba el segundo puesto en la industria petrolera.
9. Protocolo de la reunión del Secretariado de los Países Latinoamericanos, 27 de junio de 1928, en el Archivo Estatal Ruso de Historia Social y Política (RGASPI, por sus siglas rusas), fond 495, opis 79, delo 37, fs. 23-25.
10. Travin, S. K., "Sobre cuestión de características de los movimientos revolucionarios de América Latina (Las tesis), en: Internacional Comunista, 1928, No. 29-30, p. 97.
11. Ibid., p. 99.
12. Ibid., p. 101.
13. Humbert-Droz. "Algunos problemas del movimiento revolucionario de América Latina", en: Internacional Comunista, 1928, No. 27-28, p. 110.
14. Haya de la Torre V.R. a Stirner (Woog). (No antes del 9 de diciembre de 1924). RGASPI, fond 495, opis 118, delo 2, fs. 28-29. (Las cursivas en la cita son nuestras)
15. Ibid., f. 29.
16. Ibid., f. 31.
17. Ibid., fs. 31-32. (Cursiva nuestra)
18. Paredes R. al secretario general de la Internacional Comunista, 9 de febrero de 1929. Ibid., opis 67, delo 8, f. 3.
19. Ibid., f. 8.
20. Mahecha R., uno de los líderes de la célebre huelga de las bananeras en Colombia, se quedó en Ecuador después de la Primera Conferencia de los Partidos Comunistas de América Latina en que él era el delegado del Partido Socialista Revolucionario de Colombia (PSRC), por no poder regresar a su país al ser perseguido por las autoridades.
21. Miembro del Comité Ejecutivo del PSR de Colombia, dirigente del Comité de Huelga en la zona bananera del Magdalena.
22. Maecha R. y Terán E. al secretario del SSA de la IC, 3 de enero de 1930. RGASPI, fond 495, opis 67, delo 11, fs. 3-4.
23. Ibid., f. 4.
24. Ibid. (Cursiva en el original)
25. Ibid., f. 5.
26. Paredes R. al Secretario General de la Internacional Comunista, a 9 de febrero de 1929. Ibid., delo 8, f. 8.
27. Ibid.
28. En el año 1927, con la participación de los miembros del ilegal Grupo Revolucionario Continental, fue fundado legalmente el Partido Revolucionario Venezolano, cuyo objetivo era la unificación de toda la oposición a Gómez, tanto en el extranjero como dentro del país, para derrocar al dictador. El PRV se presentó como defensor de la "fundación en Venezuela del gobierno de principios y no del gobierno de un solo líder", de un gobierno capaz de "poner fin a la hegemonía de los individuos y reemplazarla por el predominio de las ideas". El PRV, como el "partido de la nueva Venezuela", manifestó que está luchando no por el poder de un solo hombre o del grupo de individuos, sino por el progreso y la mejoría de la situación en Venezuela y por la paz mundial. (Programa del Partido Revolucionario Venezolano, a 31 de mayo de 1927. RGASPI, fond 495, opis 107, delo 3, f. 46.)
29. Grupo Continental Revolucionario. Salvador de la Plaza. Secretario General. México, 1926. Ibid., f. 35.
30. Ibid., f. 36.
31. S. de la Plaza a A. Stirner [E. Woog], México, 23 de junio de 1926. Ibid., f. 15.
32. Diario del representante plenipotenciario S. Pestkovsky. B/d – Archivo de la política exterior de la Federación Rusa (AVPRF). Sección mexicana, fond (f.) 0110, opis (op.) 6, delo (d.) 1, carpeta (legajo) 101, hoja 76.
33. Pestkovsky, apoyado por Mijail Grolman, el otro representante del ECCI en México, estaba dispuesto a ir demasiado lejos en su lucha contra el imperialismo de los E.U.A y realizó un sondeo en la embajada de Japón sobre la posibilidad de la coordinación de acciones de dos países contra los E.U.A, haciendo así esfuerzos para empujar a Japón a financiar el movimiento anti-imperialista.
34. Autobiografía de G. Machado, 1952. Suplente del Comisario del Pueblo para los Asuntos Exteriores M.M. Litvinov al Secretariado del CEIC, 3 de septiembre de 1926. Expediente personal de Gustavo Machado, RGASPI, fond 495, opis 200, delo 16, Legajo 2, fs. 162, 220.
35. Aprobada por el Partido Comunista de México, la expedición armada para derrocar al régimen dictatorial en el año 1928, y que debería iniciarse (emprenderse) en el territorio mexicano o norteamericano, fue planeada por J.A. Mella, el líder de la Liga Antiimperialista de las Américas y de los partidos comunistas de Cuba y México. Listo en esta relación colaborar con los lideres anti-mochadistas del Movimiento Nacional, él tampoco recibió el apoyo de Moscú. El CC del PC de México al Secretariado Latino de la Komintern, 14 de julio de 1928. Ibid., opis 108, delo 84, fs. 42-42 vuelta; CEMOS. Colección PCM. Caja 3, folio 17, f. 1.
36. http://www.nicaragua.polpred.ru/news.html (en ruso). ALBA incluye a Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana y Honduras.
37. Terentiev, Alexander. "Alternativa bolivariana - una bofetada a los gringos". En: Perfil, 2008, No. 37 (592), 6 de octubre de 2008. http://www.profile.ru/items/?item=27181 (en ruso).
38. Ibid.
39. Ibid.
40. http://www.dni.ru/society/2008/6/1/143374.html (en ruso).
41. Se trató de las diferencias surgidas entre varios líderes de la época: el conflicto a causa del sectarismo del comunista Aníbal Escalante, secretario de la Dirección Nacional de las ORI quien, a propósito, en los años treinta trabajaba en el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (Komintern). Igualmente, desacuerdos entre ex- líderes del Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular (PSP), que surgieron en relación con el proceso de Marcos Rodríguez, quien entregó los participantes del fallido asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957 a la policía.
42. Rompe Hugo Chávez con dos partidos aliados, en: Jornada (México, D.F.). 12 de octubre de 2008. http://www.jornada.unam.mx/2008/10/12
43. Arocha, Juan Pablo. "Alianza no sólo electoral", en: Tribuna Popular (Caracas), 25 de febrero de 2009.
44. Prominente militante del comunismo venezolano e internacional. A finales de los años veinte e inicios de los años treinta era el encargado por la Sección Latinoamericana de la Internacional Sindical Roja.
45. G. Machado a S. de la Plaza. París, 19 de abril de 1930. RGASPI, fond 495, opis 107, delo 16, f. 25.
46. "Alianza no sólo electoral. PCV llamó a mantener el Comando Simón Bolívar como instancia unitaria", en: Tribuna Popular (Caracas), 25 de febrero de 2009; PCV: "Se fortalece la democracia y liderazgo del Presidente Chávez", en: Tribuna Popular (Caracas), 24 de noviembre de 2008.